30/9/09

EN RUINAS (La musa enferma)



Esculpe estatuas de sueños dormidos
que expiran en silenciosos escombros.
Del tintero sangrante, sepulta las gotas,
partituras pensantes, afinan sus notas.
Letras, granadas acciones. Desencanto.
Signos mudos sin voz, derruido llanto.

¿Quién sois, acorazado lancero, de las noches tibias?
Un hallazgo en el rincón oculto de la pútrida soledad.
El abismo no resguarda, obsesiva necesidad insomne.
Al escuchar el lamento del sollozo, veo mi rostro pálido.

Perfila imágenes de sueños dormidos
que expiran en silenciosos escombros.
Del tintero sangrante, sepulta las gotas,
partituras pensantes, afinan sus notas.
Letras, granadas acciones. Desencanto.
Signos mudos sin voz, derruido llanto.

¿Qué buscáis en tierra de nadie, suspendida, al acecho?
Huida sin salida, reflejos interiores, pánico. Desolación.
El hueco borrador no detiene el tiempo, sólo, la caída.
Inhalando su ausencia, en el cuarto siniestro, sin aire.

Bosqueja rostros de sueños dormidos
que expiran en silenciosos escombros.
Del tintero sangrante, sepulta las gotas,
partituras pensantes, afinan sus notas.
Letras, granadas acciones. Desencanto.
Signos mudos sin voz, derruido llanto.


Esther Ferrer Molinero

23/9/09

FRAGMENTADAS ALAS (La musa enferma)


El arco lucero desplegaba locura,
acorazado lancero, de clara luna.
Alumbra el destino, saja su suerte,
intermitente estela, funesta muerte.

Frío, ausencia cuarteada de la soledad certera.
Envite del destino, escalofrío, del espinazo tibio.
Aguarda, tiniebla desolada. Tempestad, espera.
Manantial dormido, fluye, deshielo cruje, alivio.

El arco lucero desplegaba locura,
acorazado lancero, de clara luna.
Alumbra el destino, saja su suerte,
intermitente estela, funesta muerte.

Calor demora la enferma, la pálida musa, gime.
¿Sosiego y tranquilidad? Confort sin necesidad.
Alumbrando penumbras, vive. Pujando, existe.
Turbante regocijo, duelo. ¿Complot o fatalidad?

El arco lucero desplegaba locura,
acorazado lancero, de clara luna.
Alumbra el destino, saja su suerte,
intermitente estela, funesta muerte.


Epílogo

Dibujaría, cada día,
un paisaje animado,
con pincelada suelta
Y un rostro afinado.

Evocaría, cada día,
impresionistas aves,
un cielo azul, trazaría,
en mi almohada de sueños
y miradas de ultramar.


Esther Ferrer Molinero

20/9/09

MUSA FUSA (La musa enferma)


Al Jardín de las Delicias, Erato, ha acudido.
Flores y gotas esencias, la musa, ha extraído.
Rasgando cítaras, atina. Liras y cantos, afina.
Arropando, a la pálida enferma, con su manto,
ciñe diadema de rosas, para aplacar su llanto.

La verdad certera ha encontrado,
la duda, traicionera, ha visitado.
Sus virtudes, sus mayores vicios,
deleites perforados, de orificios.

¿Es lícito pensar, es locura,
el ánimo de quien procura,
en su cura, el amor nacido
de la premura de lo vivido?

Sus dulces labios rebosaban sangrante miel.
Vaciantes besos, musa enferma, gel vergel.
Concupiscente pasión, sufre su acusación.
Pulsión rojiza, el entramado, ha desatado.
Fiel razón, balanza fija, dolor descalabrado.

La verdad certera ha encontrado,
la duda, traicionera, ha visitado.
Sus virtudes, sus mayores vicios,
deleites perforados, de orificios.

¿Es lícito pensar, es locura,
el ánimo de quien procura,
en su cura, el amor nacido
de la premura de lo vivido?


Esther Ferrer Molinero

DEVORANDO A SUS HIJOS ( Monstruos)


Sólo una mente aterrada y perturbada había sido capaz de crear al monstruo. La criatura, fruto de un instante lúcido, yacía agonizante presa de su creador. La bestia, en su lucha, se retorcía encolerizada e indómita, retenida por la angustia de una existencia no deseada. Incomprendido en su aberración, el Dios, se enorgullecía de su obra increpándola, consciente de haber alcanzado el culmen de su genialidad imperfecta. Esta vez, su creación, lo desbordaba evolucionando anárquica como una prolongación de su limitado universo.

Poco a poco, la negritud de la noche impenetrable y seductora, se cernía sobre el genio y su deformidad. La criatura, al borde del abismo, se debatía entre el mundo y el caos. El monstruo medraba, se multiplicaba, superando al dios cuya demencia decrépita y degenerada, se desvanecía en el ocaso. Los fogonazos de vivencias no recordadas, anunciaban luces y sombras en un mundo invadido de oscuridad y confusión.

¿Acaso los monstruos no buscan en su desesperación la libertad que los hace dueños de sus sueños? La sensibilidad, imperceptible para la evidencia, los condena al aislamiento y a la soledad.


Esther Ferrer Molinero

(28/9/2000)

8/9/09

ARMONÍA (La musa enferma)



Desde el reino del Hades armonizan
Orfeo y Eurídice, arpegios, amenizan.
La pálida su sino demora, si entonan
contraídas notas, pulsaciones, brotan.

¿Sierpes sientes? ¿Agujeros notas?
Punzón veneno, vanas venas rotas.
Pitón lancero, púa, aguijón certero.

Eurídice afina su canción, sin sombra.
Diluye en su perfil, a su amor alondra.
Efímera ninfa desvanece, huye y fenece.
Esbozada sonrisa, esencia surge y bulle.

¿Sierpes sientes? ¿Agujeros notas?
Punzón veneno, vanas venas rotas.
Pitón lancero, púa, aguijón certero.

Retardada infeliz, dilata ritmos lentos,
delicias concertadas, sonidos muertos.
Un solo infernal ruge soplando viento,
sus alas bufan caricias, de seda lienzo.

¿Sierpes sientes? ¿Agujeros notas?
Punzón veneno, vanas venas rotas.
Pitón lancero, púa, aguijón certero.

Orfeo, cantos amados agoniza. Lira
estrofas sangrantes, arias, sintoniza.
La enferma enjuga y orea lágrimas,
su alborotada melena, lima áridas.

¿Sierpes sientes? ¿Agujeros notas?
Punzón veneno, vanas venas rotas.
Pitón lancero, púa, aguijón certero.


Esther Ferrer Molinero

5/9/09

CARNES PÚTRIDAS (Monstruos)


Carnes atrapadas en un cuerpo corrupto,
desprendían un aroma intenso y dulzón.
Árboles de copas escabrosas, hierbajos
de un bosque devorado por hienas, son.


Ejércitos extraños, agonizan, sucumben.
Degradan llanuras, tempestades invaden.
Ideales descienden, transitando sus valles,
deslizan pendientes, mis hundidos males.


Mi melancolía... es un verso putrefacto.
Esther Ferrer Molinero