26/9/10

LLORA LA LLUVIA


Erato llora en el manantial prohibido.
Dime, insensata ¿qué ha sucedido?
¡Lluvia interior brota, fluida brota!
Agua que brota de la tierra rota.
En llantos, derramas gotas granas,
anhelas caricias e imantas artificios.
Cielo infinito en la perdida razón,
luz y abismo, fulminan intención.

¡Niña fugaz, suspendida en tu estrella!
¿Por qué no mueres y dejas huella?
Tu búsqueda voraz devora ideales,
tus sollozos, se lamentan irreales.
En un tiempo escuchados y, ahora,
acallados y viles. ¿Cuáles, dime?
Nadie aguarda, nadie es tu sino.
Nadie siente nada, nada, destino.

¿Alguien corre a tu encuentro, nadie?
El tiempo es aire y no espera a nadie.
Los brazos que nunca sentiste,
te duelen en las entrañas ¿viste?
Alguien, ¿te marchas? Nadie responde.
La niña soporta su miedo ¿Y nadie?
Nadie miente, ¿Quién es nadie? El norte.
Alguien es tu creación, nadie tu suerte.

Tus invenciones antaño amañadas,
te destruyen, cual bomba macabra.
Tus gritos, se pierden en telarañas,
como los cadáveres yertos, muertos.
Descuartizados, en guerras odiosas,
crujen desde la fosa, ¡oh, mi diosa!
¡Siempre son enterrados, los amados!
¡Nunca fueron juzgados, agraviados!

Cruzas la mirada, encharcada en ella.
Añoro la fuerza, embauqué a la verdad.
Agua arrojo, trago azul, azul de ultramar.
Respiración cortada, abismo y necesidad.
¡Despierta, niña, o nunca te curarás!
Lo dice Erato desde la roca quebrada.
El viento estertor ruge. Corazón tibio,
piedra dormida, un día despertarás...

Esther Ferrer Molinero