22/1/12

EL CABALLERO INEXISTENTE






Un huracán se cierne sobre el olvido
en montañas de sienes borrascosas.
Los pensamientos de Cupido
se arremolinan en lluvia de ideales.






¿Acaso creías tener la verdad en un puño?
Cruza Éolo reprimido, era el triunfo de la muerte.
¡Una derrota, tu suerte!
Toma el soplo, insúflalo.
Bebe de la fuente de la ninfa sanadora.
¿Te crees, acaso, mancillada?






Cierra el puño y álzalo a las estrellas. La vida es bella.
¡Ábrelo y contemplarás la rosa espinada!
¡Ábrelo, no seas desairada!
¿No cura la herida?
¡No cura, cautela!






Tu sangre no cuaja, niñata pueril.
Ni hermosa prosa ni diosa gentil.
El caballero es inexistente y el limbo vago oropel.



¿Razón sin voluntad bajo el desteñido velo?
Ocasión, oportunidad y veladas miradas.






Siete velos aprisionan la consciencia. Siete.
¿Estás dormida o es Freud narcoléptico?
Estoy soñando, que no divago ni comulgo.
¿La culpa ha sido desterrada por religiosa cristiana?
Sí, la culpa no existe, se ha hecho pagana.



No subsiste
y danza en el Olimpo, casquivana.






Una y otra vez, el duelo, ha sido amañado sin alivio.
De luto abrupto y corrupto.
El caballero luchaba como zorro, astuto.
¿El caballero inexistente?
Ese, el que está en mi mente.












Esther Ferrer Molinero

18/1/12

EL HILO* la espera





No me arrastraré por el fango del olvido,
mi apenado corazón aún está vivo.
No transitaré hacia este río de sangre,
de dolor hirviente y macerado
de dulzor y amargura aderezados. No.






No lloraré por los alpendres ni tejados
ni descenderé a la cripta del amor violado. No.
No gritaré tu nombre, casi ultrajado por mí.
¡Tantas veces, por pensarlo, he fracasado!
No lloraré en el abismo, cerca del sudario. No.





Respiraré...





No seré en la omisión del desencanto la que hila. No.
¡Moira viva bordando la muerte del que olvida! No.





El crujiente desgarro, tantas veces sentido,
Tantas omitido, tantas cegado, profanado,
aniquilado y sentenciado... por la vida.





Tantas noches sin estrellas,

tantas lunas sin fulgor.

Tantos días en quimeras,

tantas lunas a la espera,

tantos soles en penumbra,

tantos dioses sin amor.


¡Tanto amor en el frasco de la esencia, nunca destapado! No.
¿Tanta lujuria que se extinguió cen los ancestros? No.
¡Tanta penuria, tanto secuestro, tanto gesto! ¿Inutil? Sí.


No,

no,

no.






¿Profanar mi intimidad con el ojo confiscado?
Cesura es el silencio y el tiempo, su cerrojo,
que se dilata.

¿Censura, quién se atreve a recortarlo?

¿Quién?

¿Quién, Moira, cortará el hilo?

¿Quién?

¿Quién, Moira, con sigilo?

¿Quién?





No, no... ¿no seré yo? Sí.

¿Quién, sino?







ESTHER FERRER MOLINERO

16/1/12

CREENCIAS TRUFF-ADAS




Me rajo el vientre
y extraigo el corazón disecado.
Vivo en la calle del Infierno, sin número.
Cuatro puertas más abajo,
encontrarás un teatro y un sombrero de tres picos.
Mis compañeros son cadáveres trasnochados.
La maldita inquilina del teatro copula con el mal y sus flores muertas.
Su hedor es el perfume que me invade.
Odio el abismo y la necesidad.
Vivo en la crisis del llanto aunque me río de la incoherencia del todo.
Transito en el desierto del reloj de arena
del palacio al jardín y del jardín a las tejas.
Me desnudo en carne viva.
Viajo en mi burbuja, siento frío,
gélido helado en la hipérbole.
Creo en la indecisión del destino,
asalto a la duda,
siento la inanición, amo la locura.
Aplaco la cordura de ida y vuelta con abrazo.
Me elevo a los infiernos del Hades, explícita.
Creo en los irredentos
y en la Gioconda, también.
Creo en la maldad
aunque suspiro por sanarme en las delicias del bien.
¿Y, tú, me crees?






ESTHER FERRER MOLINERO