Todas la decisiomes erradas
bajo casas de muñecas diminutas.
Todos los reflejos eran cuentos
en países lejanos del Miedo.
Todas las personas arañaban,
eran crueles y malas.
Y yo,
no quería crecer.
Todos buscaban algo en mi
que yo no tenía.
Todos me despellejaban
con pico y cuchillo
desmembrando heridas.
Todos eran perversos
y yo,
ingenua y orgullosa,
no quería creer.
Todos no eran
y yo,
no sabía qué hacer.


Esther Ferrer Molinero