No se pueden alimentar los sueños
en las cavernas del fracaso
porque la muerte,
pulsión extraña,
es una suerte cadenciosa
que palpita.
Moguer era el Sur centrípeto
de Juan Ramón.
Rubén, el fuego
de una estadía silenciosa
en el Principado del Modernismo.
Lorca, el grito manuscrito
de la tragedia y el tiempo.
Esperaba la República
de las nuevas claves.
en las cavernas del fracaso
porque la muerte,
pulsión extraña,
es una suerte cadenciosa
que palpita.
Moguer era el Sur centrípeto
de Juan Ramón.
Rubén, el fuego
de una estadía silenciosa
en el Principado del Modernismo.
Lorca, el grito manuscrito
de la tragedia y el tiempo.
Esperaba la República
de las nuevas claves.
ESTHER FERRER MOLINERO
Cuánta razón y cuánta nostalgia...
ResponderEliminarMucha, Borja, mucha!
ResponderEliminarMelancolía que decían los griegos!!