Era una tibia mañana, sin brisa,
sin cierzo.
Era un día desolado, sin viento,
sin profundidad en la agonía.
Sin alientos digeridos por la soga.
Era una vida sesgada, sin frutos.
Era el mayor tormento sometido
a la furia del destino.
Era la ruda estrangulada,
la parca testaruda y la desdicha.
Era la suicida sin oráculo.
La fruta de las copas cimbreantes.
El daño infligido a cuentagotas.
La doctrina de los sabios, su mirada inyecta
en el dolor ajeno.
Era la fosa blanqueada entre cal y sangre,
la frescura de su tez helada
en esperpentos.
Era la llanura oscura del adiós.
Era el olvido mermado.
Sin carne, sin huesos, sin restos,
sin armados.
Sin números.
Con las fuentes vacías
de las cuencas en lagunas.
Con los nichos desquiciados de pupilas.
Era la depresión de la zanja y el valle.
Era el paisaje lacrimal.
ESTHER FERRER MOLINERO
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GUILLOTINADO EXPRÉS!!!
Cuchillos afilados, cuchillos sangrantes...
rodarán cabezas... ¡Qué le corten la cabeza!