Foto: @nomadeo |
Miércoles, 4 de febrero, de 2015
Vivo en Santiago desde que mis pies se hicieron suelas de
zapatos. No soy piedra ni adoquín para limar calzado. Lucho contra la oscuridad
perpetua, añoro el amanecer de un presente
tardío y pretendo desahuciar tinieblas que engullen realidades. En
algún momento de mi sueño dije que amaba a los Stones, a Los Rolling. En la némesis del sueño dije
que me identificaba con el tema ‘Like A
Rolling Stone’ de Dylan porque me gusta su desarrollo musical, nunca me he identificado con una versión armónica trasmutada que se refiere a otra cosa.
[Se me ocurre que ‘Papa Was A Rolling Stone’ de Los
Tentaciones, podría tener una versión]
En una ocasión los Stones, magníficos músicos, acudieron a
tocar a Santiago, me refiero al Xacobeo 99
en el que se congregaron 30.000 almas de humanos vibrantes, según
las fuentes de la ciudadanía que no enmascaran resultados. El día anterior al concierto, se formó un gran revuelo en el barrio en el
que vivo -El Camino Nuevo-. Se decía que
los “Cantos Rodados” estaban cenando en el antiguo Vilas y, claro, era obvio
que de alguna mariscada disfrutarían por estas hermosas tierras.
Mi padre sabía que sus hijas
siempre habían sido seguidoras, nunca fanáticas y se le ocurrió, en su
ingenuidad, entrar a saludarlos. Debo decir que las medidas de seguridad eran
extremas y eso se convirtió en un imposible accidentado aunque consiguió
adentrarse en el establecimiento y permanecer allí durante un buen rato.
Aquella tarde, como muchas otras, cruzaba la Plaza de Vigo
santiaguesa gastando suela y aunque estaba en la inopia, me extrañó que se hubiesen
congregado decenas de curiosos en ella. Al parecer, el rumor de que estaban cenando
"Los Cantos" rodó como su propio nombre y se extendió como polvorín
peliculero. Como es lógico, me quedé aguardando por si se dignaban a saludar a la concurrencia. Al cabo de un
rato y de disfrutar de conversaciones cruzadas sobre anécdotas del conjunto con
otros expectantes, el gentío comenzó a alzar la voz para animar la espera y, de
paso, provocar una reacción de los idolatrados músicos. No puedo expresar con palabras la sensación
que experimenté, casi me da un vuelco con centrifugado doble el corazón cuando entre múltiples abucheos
veo aparecer, por la puerta del establecimiento, a mi padre. Ante la indignación de los presentes y los gritos de -¡Fuera!- a él no
se le ocurrió otra cosa que agitar su mano y saludar.
¡Papá era un Rolling Stone!
ESTHER
Fuente musical: AMANECER de CARLOS NUÑEZ
Seguro que tú también eres una Rolling Stone...
ResponderEliminarAbrazotes.
Sí y una Beatle y seguidora de muchos grupos más porque me encanta la música, pero desde luego lo que nunca he sido es ruin ni nada parecido, con todos mis respetos, Borja.
ResponderEliminarAbrazotes!!