23/2/15

DESCO(H)ONE MENTAL


Lunes, 23 de enero de 2015



El Lupa salía  de aquella asquerosa estancia en la que había pasado cien años y respiró.  -Soy un hombre nuevo-  Dijo extendiendo sus brazos estriados y un poco abultados. Parecían serpentinas agitadas por la brisa marina. Era libre.

Focalizó su visión hasta lo más concreto del ojo ciego y comprendió que había sido escurridizo. Su cabeza se había hecho demasiado grande. Alguien pretendía echarle el guante en una lonja encharcada de escamas y restos. Unos hombrecillos vestidos de verde cuarenta saltaban holas mudos en cajas de cigalas. Lupa no se había cambiado de ropa en cincuenta años. Siempre había usado  la misma chaqueta. Su color era amarronado con trazas.

Eusebio Lupa, que así se llamaba el ejemplar, se había enganchado al sufrimiento del anzuelo, pero ya no podía soportar estar rodeado de despojos sin alma con pegatinas y herrajes encintados. Difusos plateados para una subasta de pirados y raspas.

Hacía años que no miraba al mar de plata. Se quitó las legañas de los ojos y observó a todas las pirañas hambrientas. Eran como viejos tiburones escurridos de hombros.

A Eusebio le pusieron una camisa blanca sin mangas y lo encerraron de por vida en el agujero de tu mente.

[Sí, de la tuya]

ESTHER

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GUILLOTINADO EXPRÉS!!!
Cuchillos afilados, cuchillos sangrantes...
rodarán cabezas... ¡Qué le corten la cabeza!