18/12/10

ELLA Y ÉL


Muero, cada noche,
sin querer morir, muero,
muero, y amar, me mata.

Tu voz rasgada me acaricia por dentro,
y enmudecen de dolor las cuerdas afinadas.
Tras el silencio, revolotean escuadrones.
Siento el palpito de tu sonido certero.

Muero, cada noche,
sin querer morir, muero,
muero, y amar, me mata.

Suena un murmullo hipnótico que no cesa,
tu aliento mentolado, dulce, me embelesa.
Me bebo las ganas y respiro tu ausencia.
Fumo la espera fría del humo blindado.

Muero, cada noche,
sin querer morir, muero,
muero, y amar, me mata.

Al despertar, la ola quebrada es gélida.
Mi cara humedece de gotas suspendidas.
Soñar con el susurro del viento, tu sonido.
Morir para vivir es vivir en la consecución.
Esther Ferrer Molinero