4/6/14

RESUCITAR







 

Otra lápida se abría ante mis ojos.

La cerradura, sin clave,

era el símbolo oculto y su verdad relativa.

Una crónica paisajista

de un día rojo ensangrentado

en el río de cadáveres.



¿Un insurrecto más

al despertar del sueño infinito

o una abanderada guía?

Incomprensión e hilaridad

a partes iguales.


La libertad y todos sus herederos

respiraban en sus tumbas, aquella mañana.



La huesuda, al acecho,

con paso lento y miras desafiantes.

Sin rostro, sin reverso.

Todas las punzadas se concentraron en una

y, en acto místico, atravesaron mis manos.


Creí morir,

nadie puede entender el dolor secular.

El desgarro, la punzada.

Lo perdí todo, una y otra vez,

mil veces mil.

No he sido yo, no provoco mi desgracia.

No construí el pasado en el futuro.

Los fantasmas, se organizaron como alados 

de tiempos pretéritos.

Ilustrados demoníacos,

en el templo de la sinrazón.



Siempre admiré a la diosa Atenea y a Pallas,

también a Solón y a Pericles.

Sobre todo, admiro, el rítmo de Alejandro.

El pueblo no puede perecer en el cadalso..


No quiero mirar su rostro sin rostro,

Su aliento húmedo sin bruma,

su sonido corporal silente.


La muerte me poblaba, horadando mis huesos.

Llenaba mi sueño lánguido.

No podía despegar mis parpados cosidos, cegados, sellados...

Siento haber estado allí, antes de haber estado.

Siento haber estado muerta, en el otro lado.



No soy saqueadora de tumbas,

no quiero perder mis mejillas, desmembradas, ni la risa

ni el eco.


Arriba, en el universo, afilados dedos que señalan.

No creía participar en juicio sumario.

Había perdido los ojos, vacíos, turbios...


Nadie crea el destino y menos este viejo cuero desgastado.

Quiero resucitar.

 ESTHER FERRER MOLINERO

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GUILLOTINADO EXPRÉS!!!
Cuchillos afilados, cuchillos sangrantes...
rodarán cabezas... ¡Qué le corten la cabeza!