
Sus ojos son cuencas profundas,
heladas y frías lagunas de sal.
heladas y frías lagunas de sal.
(Silencio ralentizado)
No escucho nada.
Nada.
Ahora, un leve quejido.
Nada.
Ahora, un leve quejido.
Una voz sin eco irrumpe sonora.
Después…
el estallido.
La niña gime.
Libia llora.
Después…
el estallido.
La niña gime.
Libia llora.
¿Quién grita?
La niña tibia,
su hermanita
y la muñeca Linda.
La niña tibia,
su hermanita
y la muñeca Linda.
Luna se inmoló al alba.
Abrazó al abismo.
Jugar con muñecas sin muñecas
era el efecto lateral.
Abrazó al abismo.
Jugar con muñecas sin muñecas
era el efecto lateral.
Huérfanas prematuras.
(Sonido acelerado)
El estallido.
Descalabro.
Me desperezo sin sueño,
Sueño su pesadilla.
ESTHER FERRER MOLINERO
Luna se inmoló, pero volverá a brillar. Una y mil veces, calmando nuestra clarofobia. Moriremos por muchas causas sin consecuencias, consecuencias sin causas. Pero nunca por esas dos escalofriantes palabras.
ResponderEliminarTú, amiga de expresivos ojos felinos,
ResponderEliminardifuminados y cautivos,
quizá, tú, me halagas.
Contemplando la luna vaga
creo caer en la vanidad de su laguna.
Sé que mi visión es íntima (personal)
cuando intento que sea digna y notarial.
Un resplandor esporádico me invade de fulgor atávico.
Las fuerzas ocultas se apoderan de mí.
¡Pobre infeliz! Soy su despojo.
No me miro en el espejo, no hay elogio.
Con tu visión profunda y acertada,
quizá, indagas... y me dañas.
Me dañas porque extraes duelo del dolor y
nunca engaña, tu visión.
Por pudor, me alejo, de tu elogio.
Gracias.
Esther.
Pues hay que mirarse al espejo después de escribir, para constatar que seguimos siendo nosotros.
ResponderEliminarEnte anónimo:
ResponderEliminarPractico la misantropía hacia el ser anónimo. Abandone mi muro educadamente. Gracias.
Esto es un blog, no un muro y su misantropia es suya. Educadamente, adios.
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