MUERTE
La muerte nunca la miró, antes de morir
porque sus brazos sabían a otra.
Esperaba el sacrificio tortuoso
o un suicidio estrangulado
en las bocas infectadas de calor.
Salado llanto discurren,
las mejillas afeitadas.
Gotean noches de bruma zalamera.
Cuando la sangre bulle, a borbotones
y refresca la mente, en la mañana,
la paciencia grita niña
y se levanta del nicho de los hombres
para cantar nanas de domingo.
La muerte la miró, antes de morir
y soñar eternamente entre sus manos.
ESTHER FERRER MOLINERO
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GUILLOTINADO EXPRÉS!!!
Cuchillos afilados, cuchillos sangrantes...
rodarán cabezas... ¡Qué le corten la cabeza!