
Desde mi inquietud trazo líneas y esbozo una silueta,
una sombra que huye, que se diluye en un vaso.
Deja su aroma, un perfume que penetra en mi recuerdo,
y me emborracha de deseos no alcanzados.
Como esa bruma que se esfuma, que languidece,
así comienza a desvanecerse tu imagen.
Tras una bocanada de reflexión,
llega otra de alivio y olvido.
Pero la niebla se hace cada vez más dramática
y se expande en todas direcciones.
Las cenizas están frías, todo esfuerzo ardió en vano.
Se esfumó silenciosamente y no dejó surco en mi memoria.
Sólo con un trago rápido aparece,
un sorbo que calma la ausencia y no la necesidad.
Esther Ferrer Molinero.
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GUILLOTINADO EXPRÉS!!!
Cuchillos afilados, cuchillos sangrantes...
rodarán cabezas... ¡Qué le corten la cabeza!