Las estructuras se resquebrajan,
por ausencia de ideales.
Los principios se recomponen,
como el software
en la nube.
gritar con contundencia pétrea.
Después de la lluvia...
arrojar argumentos desleídos.
Todas las voces hacen crack
al eclosionar el cascarón opresivo.
Palabras anudadas
en tono discursivo.
Durante la tormenta...
sentarse a pensar.
Palabras anudadas
en tono discursivo.
Durante la tormenta...
sentarse a pensar.
Naufragar.
No existen las razones.
En el mercado de valores,
pesa la dignidad.
Al ciego amor,
no le muestres el camino allanado,
nunca lo encontrará.
Lapsos
y sopas de letras.
Bordea la laguna
de impedimentos,
franquea la dificultad.
[Salto de página.]
Llueve.
Llueve, incesantemente.
Llueve, sin parar.
http://youtu.be/9Iou2gjCGnI
In Memoriam
http://youtu.be/-n6YdJvedpc
ESTHER FERRER MOLINERO
Se necesita un segundo para saberlo y otro, para irse como todo el mundo.
ResponderEliminarPulsión de vida y pulsión de muerte, Eros y Tánatos.
http://youtu.be/9Iou2gjCGnI
In Memoriam
ResponderEliminarhttp://youtu.be/-n6YdJvedpc
Yo también quería a GCalvo. Un abrazo
ResponderEliminarAmigo Jaso:
ResponderEliminarTodo son pérdidas, últimamente y así, se empobrece la vida.
Besos!!
A pesar de la'inextinguible variedad de la vida' (esto se lo acabo de copiar a F. Scott Fitzgerald), el proceso de pérdida es continuo y sus efectos sólo se agudizan con el paso del tiempo. Ganamos muy poco, perdemos mucho y casi nada se mantiene por si mismo. La mayoría de la gente se reconcilia con esto (la vida, la pérdida de uno mismo o de los demás) o decide morir antes de tiempo. No hay muchas más opciones.
ResponderEliminarBesos.
Por mi parte, espero no desaparecer tan pronto. (Claro, que eso no depende de mí y hoy me he encontrado fatal.)
ResponderEliminarEs síntoma de crecimiento emocional asumir las pérdidas y afrontar las situaciones difíciles que se nos presentan en la vida, pero es complejo.
A veces, esa parte emocional no asume la desaparición por el amor que se siente, por el apego o por miedo a la soledad o por la dependencia o... qué sé yo (hay múltiples razones ¿no? para mí la razón única es el amor, cariño...) En estos casos, nuestra razón intenta justificarlo de alguna manera.
A mí la teoría se me da bien, pero en la práctica patino en suelo encerado.
Bicos!!
No sé si en muchas ocasiones es antes que el apego a lo que hemos perdido el apego a la pérdida en si aquello de lo que nos resulta tan difícil deshacernos. Vivir sin apegos es una bendición (y hay quien lo consigue).
ResponderEliminarSobre lo de racionalizar la carga emocional de la pérdida yo diría que habitualmente sirve de bien poco, nunca es un ejercicio total y satisfactoriamente resuelto (sobretodo si de las pérdidas románticas se trata). Creo que sobrevivimos porque nos las arreglamos para ir estableciendo acuerdos, con lo que dejamos atrás, con lo que nos queda (y esto incluye lo que está por venir), acuerdos que son de compromiso, con cláusulas que no nos gustan, pero que aceptamos porque la alternativa habitualmente suele ser peor, o porque no hay alternativa o porque simplemente el tiempo pasa deprisa y porque no nos queda otra que improvisar sobre la marcha.
Sería maravilloso pensar que disponemos en todo momento de esa fuerza interior que se ríe de los imponderables, que da a nuestra existencia un valor, una utilidad y un sentido inalienables… pero, no, no es así.
¡Ánimo, mi dulce Esther!
Cuando realmente siento la muerte de alguien querido, es por puro egoísmo. Es como si me robaran algo. No siento su muerte, siento MI perdida
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