La destrucción aniquila el pensamiento.
El silencio, lo recompone.
Me produce placidez
escuchar el viento.
Es un lamento que sopla,
entre las horas.
Encuentro el reflejo
de mi yo interno
sin merma de facultades.
Se torna silencioso.
El tiempo se paraliza.
Todo da vueltas.
Entre lo real, lo imaginado y lo soñado,
está lo deseado.
La danza de las horas gira sin parar.
Son los pequeños detalles.
El miedo se posiciona a mi lado.
Lo de afuera, caótico murmullo.
Lo de dentro, balsámico.
Sólo quiero estar en mí
y respirar.
Sentir la vibración
y mantener el espacio.
ESTHER FERRER MOLINERO
Más allá de cuales sean los puntos de vista desde los que pudiera considerar tus poemas (y como en cualquier ejercicio de creación artística de interés, siempre hay varios puntos de vista a considerar simultáneamente), independientemente del poso o la emoción particular que tales o cuales versos pudieran dejar en mi (algunos rotundamente logrados, otros un poco menos, otros tal vez), creo que consigues en un buen número de ocasiones algo tan complicado como llegar finalmente, tras el último verso, la última palabra, a alguna parte. En ocasiones uno tiene la sensación de llegar contigo. No siempre. Releo tus poemas y me pregunto si tratar de "llegar contigo" es una forma de intentar "llegar a ti".
ResponderEliminarMe gusta especialmente el título del poema.
Besos.
Joder, Carlos! acabas de decir lo que nunca fui capaz de decantar en un texto. Es buena poetisa Esther. Siempre la leo con ganas, solo recuerdo la misma sensación cuando era un niño y tenia en perspectiva un buen fajo de comics para pasar aquella tarde de invierno
ResponderEliminarAmigo Carlos:
ResponderEliminar¿Llegar a mí? Si yo me conociese un poco hubiese llegado al lugar escondido de los recuerdos, aquel en el que todos nos encontramos y en el que nos refugiamos, aquel en el que al mirar hacia los demás asumimos y comprendemos. No me encuentro porque ni yo misma me entiendo.
De entre todos los fracasos, siempre existe uno que es el más estrepitoso, aquel que te rompe por la mitad.
Y, por otro lado, parece que alcanzar el orgasmo poético con cómics cuesta... ¿eh? :)
No creas, la sensación es similar
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