17/2/15

1/8 BURGUÉS


17 de Febrero, de 2015

Los humanos sufrimos una especie de visita (constante) de aquel familiar pesado y no, no es la tía abuela a la que envuelven los años ni esa ancianita gentil e indómita de pelo canoso que te dará arsénico en la filloa de crema para merendar en carnaval, no.

Esa visita es la de los años resueltos con cara afable que podría desencadenar un proceso irreversible de contradicciones. Provoca miedos y anhelos a partes iguales, esos que no podemos rechazar ni satisfacer. Nos persigue intentando sonsacar algunas cuestiones vitales que no queremos desentrañar en su causa última. ¿Por qué no tenemos pareja ni amigo?

En primer lugar, porque no tenemos el tiempo heredado del tiempo de nuestros ancestros y  esto no pretende ser una entelequia. No lo tenemos porque disponemos de poco caudal adquisitivo y, en su defecto, pretendemos llenarlo con proyectos ilusionantes que se circunscriban en categorías de ocupaciones laborales.

Otra razón, no menos caustica ni abrasiva, es que somos idealistas y platónicos en grado sumo, es decir, siempre en tentativa que termina por ser la agravante de todos los supuestos codificados. Nunca hemos necesitado más que una ilusión que en algún caso nunca se materializó en proyecto. Bueno, eso es agua de molino que no es reciclable y la harina para el Entroido de Verín. 

Vamos, no tenemos una tropa de infantes destroza pisos amueblados, creando una mezcla explosiva de amor, angustia y deseo de evasión por zafarse de ellos. Luchamos contra lo grotesco de las mentes misteriosas que nos acechan y repudian. No somos el modelo de (1/8) burgués, ni siquiera, tenemos vivienda propia y estamos más cerca del cartón callejero (nunca de tabaco) que del dúplex. Algunos, sorprendentemente, ansían esa lucha: la de ser uno más. Los Hobbistas (de Hobbes no del 'Hobbit') por naturaleza.

A veces, es difícil erradicar  ese odio enquistado de los que habitan a tu lado en condiciones tan enclaustradas porque, en el fondo, ansían ser como tú. Las razones de nuestra causa no son nunca las supuestas y, así, comienzan a caer en fatídico error. Finalmente, se sentirán culpables de recriminar lo mismo: Engrosa el sistema para que otros se aprovechen de ti, no imagines, no seas inventiva, muere en tu propia cárcel. Suicídate (virtualmente).

Pues no, señores, ganaremos nuestra vida, no vamos a morir y retrasmitirlo.




ESTHER.

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GUILLOTINADO EXPRÉS!!!
Cuchillos afilados, cuchillos sangrantes...
rodarán cabezas... ¡Qué le corten la cabeza!