8/2/09

IMAGINARIUM KLAUS Nº 2 (Novela por entregas)






Klaus había recibido una cerveza bien fría transformando el silencio en estruendo, su cabeza parecía haberse teñido, primero de sombras y a continuación de luces. El alemán consiguió enfocar lo desenfocado y el sonido se hizo presencia…



-Klaus, despierta, klaus, abre los ojos… estoy aquí... ¡klaaaaaus! – Repetía con insistencia una voz desde el fondo del silencio.


-¿Quién eres? ¿Estoy muerto? ¿Dónde estoy?– Preguntaba, Klaus, inquisitoriamente a aquella entidad desdibujada.


-Es la resaca de tanto beber, no te preocupes, se te pasará. - Respondió una voz  imaginaria. 


Sombras y luces… (sonido)… el del flash de un fotógrafo que pretendía recoger la escena entre la multitud expectante. En ese preciso instante, Klaus, regresaba a la vida y notaba la presión de una mano fría sobre su frente; era la mano de una enfermera colocándole una toalla sobre su cara.


La enfermera repetía una y otra vez -¿Cómo se llama? ¿Dónde vive? ¿Hay alguna persona a la que podamos avisar?– Intentando mantener el contacto, el sonido y la luz.

Klaus sólo podía recordar la cara de aquel colega colombiano y de su tatuaje. Esa imagen, la de un símbolo infinito, se materializaba y, Klaus, que intentaba abrir los ojos desesperadamente, notaba como un telón de dolor golpeaba su cabeza.
Anuska, la joven que había conocido esa noche en el pub de costumbre, se subió a la ambulancia con él y le sujetó la mano durante todo el trayecto hasta el Hospital Universitario. Luces, sirenas y una carrera por los interminables pasillos del hospital, le devolvieron a Klaus la respiración y la consciencia; aunque esta historia se remontaba al pasado y ya habían pasado tres años desde aquello.

-¡Piiiiiiiiii!...- se escucha un claxon desde la calle de las Huertas despertando a un sobresaltado Klaus y anunciando, para su desgracia, que había dormido durante veinticuatro horas seguidas encontrándose en el presente, un lunes, a las diez de la mañana y que a esa precisa hora tenía que declarar en el juzgado de Instrucción nº 2 de la Algalia. Se lavó compartiendo espacio con su gato y se enfundó el único traje que tenía en el armario para salir escopetado tres minutos después.


Mientras aparcaba, la contundente resaca, le recordó la reunión de amigos hasta el amanecer de la que sólo quedaban restos de colillas en un cenicero a rebosar, humo disipado en su cabeza y un informe bastante desfavorable… CONTINUARÁ




Copyright 2009: Esther Ferrer Molinero.

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GUILLOTINADO EXPRÉS!!!
Cuchillos afilados, cuchillos sangrantes...
rodarán cabezas... ¡Qué le corten la cabeza!