5/2/09

IMAGINARIUM KLAUS Nº1 (Novela por entregas)


El tiempo se presentó por sorpresa, con una sonrisa desgarradora y arrasando. Aquella tarde se había creado un clima agradable, conversaciones diluidas, vasos vacíos y algún grifo subterráneo del que no manó ningún informe favorable. La laguna interior parecía estar desbordada.

A las diez de la mañana, en el juzgado de primera instancia nº 2, Klaus, que había terminado su declaración, se liberaba del peso de ser albacea testamentario y estar en posesión de la caja de la discordia. El goteo de llamadas realizadas por el juez había sido continuo: primero el padre, después la madre y dos sobrinas, en definitiva, todo el parentesco conocido del muerto.


Max había fallecido repentinamente descansando, al fin, bajo tierra. El cofre que había caído en manos de Klaus, el hermano menor de Max, se esfumaba sin dejar pistas para refresco de una recalentada conciencia familiar. Todo ello había desembocado, al final de la mañana, en un tiempo atmosférico complicado; al salir del juzgado y doblar la esquina de la Algalia, el frío, que era el principal agente secuestrador decidió congelar el instante para almacenarlo en su retina.

Habían pasado ya tres años y no conseguía recordar como había comenzado todo. Un detonante activó el mecanismo en su cabeza y aquella desafortunada noche de verano acababa de proporcionarle, el flash, que reconstruía la historia golpeando, una y otra vez, sus oídos como un mazazo adjudicatario.

Klaus solía deambular sólo por el casco viejo de Santiago, le daba igual que fuese lunes o martes, estaba sólo en la ciudad, era agosto y la temperatura elevada de su cuerpo, le incitaba a la evaporación del alcohol que sudaba por sus poros. Klaus, de origen contestatario, se descubría como un chico ciclónico. Era un joven que se encontraba al límite de la realidad saltando su precipicio imaginario. A pesar de tener un carácter muy pronunciado, aquellas palabras incendiarias que pronunció no poseían el efecto retroactivo que tendrían hoy, eran como una pistola sin retroceso. Eso sí, de su boca salían improperios a borbotones, los de una un animal atorado en un callejón sin salida.

Aquel día el ciclón se encontraba en su cabeza y no pudo evitar pronunciar aquella frase:


-No pensamos lo mismo, porque hemos evolucionado por caminos diferentes, pero comprendo y respeto tu forma de pensar porque no eres ni un asesino ni un genocida ni un narcotraficante.- Descargando sus palabras sobre aquel colombiano que se encontraba en la barra, con una cerveza a medio terminar.

El colombiano, que estibaba barcos y estaba fornido, se abalanzó sobre él y sin mediar palabra, le invitó a una cerveza. Las botellas volaron en un vuelo bajo y estridente para aterrizar en sus manos… CONTINUARÁ…

Copyright 2009: Esther Ferrer Molinero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

GUILLOTINADO EXPRÉS!!!
Cuchillos afilados, cuchillos sangrantes...
rodarán cabezas... ¡Qué le corten la cabeza!